Viva imagen de la depravación son los seguidores de la diablesa Masabakes, pues si los definimos como libertinos, impúdicos y viciosos, nos quedaremos bastante cortos. Este ente demoníaco es la viva imagen de la lujuria en su expresión más salvaje. Se suele presentar como una mujer desnuda de hermosura tan arrebatadora que nadie puede permanecer cerca de ella sin enloquecer de puro deseo. Sus adeptos llevan a cabo las prácticas carnales más sucias y demenciales que uno se pueda imaginar: copulan desenfrenadamente en orgías en las que participan ancianos, niños, animales e incluso personas que han consagrado su vida a Dios. Les obsesiona y excita la idea de violar la pureza con sus indecentes contubernios. No me detendré a detallar las vergonzantes prácticas que nacen de su insaciable concupiscencia, mas diré que en un orgiástico mar de carne, sudor y gemidos habréis de hallar sus ceremonias, y que resulta conveniente pasarlos a cuchillo en cuanto se encuentren inmersos en sus calenturientas perversiones, pues arrebatados por el placer tardarán en reaccionar.
Si bien son fáciles de purificar estos sectarios, el inconveniente es que son los más difíciles de descubrir, pues ningún estigma presentan, y si hay brujas entre ellos, son sus hechizos, casi siempre relacionados con lo carnal, tan discretos que resulta muy difícil conocer su influjo. Su fuerza radica en ese secreto, pues estimulan y alimentan el deseo de personas poderosas a las que atrapan en su propia lujuria y manejan a su antojo; sus víctimas nunca atienden a razones, y ellos mismos se guardan de aparecer demasiado en público, pues desde las sombras actúan sin que nadie lo sospeche. Tan sigilosos son, que pocos hermanos han dado con ellos, y alguno hay que ha sucumbido a los desmedidos e impuros placeres que ofrecen en su seno. Guardaos muy mucho de ellos, y pensad siempre en Dios Todopoderoso, cuyos dones inmateriales superan inimaginablemente a los placeres del cuerpo.
Aquellos que ansían poder y control, mas su sangre plebeya no les permite naturalmente colmar sus deseos, tratan de conseguirlo adorando al demonio Silcharde. Puede moverles la envidia, pero no tanto como dedicar sus plegarias a Guland, pues sus apetitos se encaminan al liderazgo, el dominio, a disponer de las vidas de los demás a su antojo, como si fueran el mismísimo Dios. Son especialmente carismáticos y retorcidos, tanto como para engañar a no menos de seis víctimas en sus sacrílegas ceremonias, provocando su suicidio voluntario. Una de las maneras más habituales en que engañan a los incautos es haciéndose pasar por falsos profetas que anuncian el fin del mundo y los convencen para inmolarse en masa; otras veces los hechizan o los drogan de manera que pierden su voluntad y obedecen hasta el punto de causarse daño a sí mismos si se les ordena. Concluido el ritual aparece Silcharde como un hombre pálido, frío y húmedo al tacto, cortés en el trato pero al mismo tiempo inexplicablemente terrorífico y capaz de matar con la mirada. La purificación debe tener lugar antes de que comience el ritual, o al menos antes de que la última víctima se haya inmolado.
Tampoco presentan estigmas los seguidores de Silcharde, pero, al contrario que los de Masabakes, llaman bastante la atención, pues suelen ser líderes o personas carismáticas que ansían tener seguidores; en estos se suele observar una fe ciega en su líder, hasta tal punto que parecen haber perdido su libre albedrío y tienen como única meta complacerle. Los hechiceros de este culto son capaces de anular la voluntad de sus víctimas; tendréis que prepararos para el mal trago de tener que luchar contra vuestros propios hermanos si es necesario, pues tienen el poder de convertir a sus enemigos en aliados y defensores.
Del siguiente demonio, Surgat, muy poco sabemos, pues nuestros hermanos no han encontrado nunca sectas dedicadas a él. Es un demonio al que se suele invocar de forma individual, y está relacionado con las riquezas. Esto nos hace sospechar especialmente de los judíos, que tanto dinero atesoran, y de sus impías prácticas contrarias al cristianismo en las que maltratan y profanan objetos de nuestro culto, tales como cruces y hostias. Esto solo son conjeturas, pero parece probable que los seguidores de este demonio tengan en su poder grandes riquezas y hagan ostentación de ellas. Por lo demás, en los manuscritos he podido leer que Surgat tiene el cuerpo grande y rechoncho, de color dorado, y con la cara siempre congestionada, y que todo aquel que lo contempla comienza a sudar copiosamente; este sudor, si así lo desea Surgat, puede consumir por completo a la víctima.
[…] (N. del T.: sospecho que falta una hoja entera de la carta)
en los monasterios; a uno de ellos fuimos atraídos en cierta ocasión, en el que la lujuria se había apoderado por completo de los monjes seducidos por esta diablesa. Con dolor en nuestro corazón tuvimos que purificar a los cuarenta hermanos que allí vivían y habían perdido por completo su santidad, abandonados a las prácticas más sucias y deshonestas entre ellos mismos y unas monjas de un convento cercano a las que también purificamos. Al entrar nos pareció haber ingresado en el mismísimo infierno; tales son los horrores que junto con la desmedida lujuria deja tras de sí Lilith.
1 comentario:
Maldita Masabakes!! Sin duda que da mucho juego, mucho mucho!
Gran entrada,
un saludo.
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