lunes, 28 de febrero de 2011

Latín para roleros

Actualmente, tenemos en España dos juegos que hacen uso del latín como apoyo para la ambientación. Se trata de Arcana Mundi y Aquelarre: en ambos aparecen términos en latín que designan distintos aspectos del reglamento de juego, y que obviamente no saldrán de la boca de ningún personaje durante la partida, pero hay otros que sí pueden usarse en el mundo de juego, como realmente se usaron en su momento. Me estoy refiriendo a palabras como Caerimonia, Genius, Signum, Rex Sacrorum y todas las que se usan para designar lo relacionado con los cultos (bellatores, aetate provectus, hyerofania, etc.) en Arcana Mundi, y el nombre culto de los hechizos que se pueden encontrar descritos en un grimorio en Aquelarre.

Lo que ofrezco a continuación es una guía muy básica que nos enseña cómo pronunciar el latín de la antigüedad y el medieval, y cómo formar el singular y el plural de las palabras. Con estos dos apartados se cubre, a mi entender, todo lo que un rolero necesita saber al respecto, en caso de que utilice el recurso del latín como apoyo para la ambientación.

Pronunciación para Arcana Mundi

Es obvio que las letras que componen el abecedario de un idioma no se pronuncian igual en todos los lugares en los que este se utiliza, y que su dicción sufre cambios también a través del tiempo; además, unas letras aparecen, otras desaparecen, unos utilizan determinadas letras para representar un sonido y otros otras. Sin embargo, podemos establecer un “estándar”, tal como se hace hoy día con todos los idiomas, incluido el español, gracias al cual podamos agarrarnos a un modelo homogéneo que recoja características de todas las peculiaridades distintivas de cada región.

El abecedario latino se compone de estas 23 letras:

A B C D E F G H I K L M N O P Q R S T V X Y Z

Las dos últimos, Y y Z, se adoptaron del alfabeto griego debido a la influencia que ejerció la lengua y cultura helénicas en la Antigua Roma: igual que hubo un tiempo en el siglo XX en que estaba de moda lo francés y hablarlo era un signo de distinción, un romano no podía considerarse realmente culto y distinguido si no sabía hablar el griego.

Habréis notado que falta la J y la U, y es que estas dos letras se añadieron casi un milenio después, a finales de la Edad Media, para diferenciar entre I y J, y entre U y V, pues los romanos no escribían JUPPITER, sino IVPPITER; es decir, que usaban la I y la V indistintamente como vocal y como consonante. Puesto que hoy en día los latinistas también hacen esta distinción, y viendo que en el manual de Arcana Mundi se adopta por lo general este sistema, introduciremos también nosotros estas dos letras.

Vamos a empezar por las vocales, porque existen nada menos que 12 distintas. En un principio solo vemos seis: A, E, I, O, U, Y. Todas ellas se pronuncian igual que en español, con la excepción de la Y, que se parece a la U francesa. Las otras seis son las versiones alargadas de las anteriores, que se suelen representar así: Ā Ē Ī Ō Ū Ῡ, y se pronuncian como si fueran dos vocales seguidas: AA, EE, II, OO, UU, YY. No obstante, aquí vamos a obviarlas, ya que actualmente no se suelen distinguir por no ser nuestro acento tan musical como el de los romanos.

No obstante, sí es necesario hablar de los diptongos. Solo hay cinco en latín, de los cuales los más habituales son AE y OE. Habitualmente, los españoles los convertimos en hiatos cuando los pronunciamos: decimos personáe, cuando deberíamos decir persónae, pronunciando AE en un solo golpe de voz, como pronunciaríamos cualquiera de nuestros diptongos (por ejemplo, el diptongo ai de la palabra aire). Cierto es que nos cuesta algo de trabajo ver la unión de esas dos vocales como un diptongo, y para aquellos a los que les cueste más existe otra posibilidad: pronunciar la e de los diptongos AE y OE como una i; de esta manera, la palabra PERSONAE pronunciaríamos persónai. Se dice que esta era la variante provinciana y la de los rústicos, y la verdad es que podría ser objeto de burla en la corte (comparable al rechazo que produce hoy en día el ceceo en determinados sectores de la población), pero bueno, tampoco vamos a ponernos tiquismiquis ahora.

Y vamos ahora con las consonantes. Las letras B, D, F, K, N, P, R, S, T y X se pronunciaban prácticamente igual que hoy en español, salvo algunas leves diferencias. Vamos a concentrarnos en aquellas que más se diferencian de las nuestras.
C: se pronuncia siempre con el sonido K, incuso delante de e, i; CERES se pronuncia Keres, y MULCIBER se pronuncia Mulkiber.
G: siempre tiene el sonido fuerte ga, gue, gui, go, gu; GENIUS se pronuncia guenius.
H: letra controvertida, que a veces no se pronuncia y otras se pronuncia como una j muy suave; por ejemplo, no se pronunciaba en HOMO, pero sí en la mayoría, sobre todo si se encuentra intercalada. Cuando se une a otra consonante (caso de CH, PH, TH) se pronuncia como si la h fuera una j; por ejemplo, el nombre del centauro CHIRON no se pronuncia con la ch española, sino Kjiron, con la k explosiva seguida de la aspiración j.
J: se pronuncia como la ll o la y consonántica en español; JUPPITER se pronuncia Yúppiter.
L: se pronuncia igual que en español, pero cuando nos la encontramos doble (LL) no tiene el sonido de nuestra y consonántica, sino que se pronuncia geminada, es decir, como si fueran dos eles; así, BELLATOR se pronuncia bel-látor.
M: igual que en castellano, pero cuando va a final de palabra nasaliza la vocal que le precede. Se trata de un sonido parecido al del portugués Joao o al del francés un.
Q: siempre va seguida de u, como en español, con la diferencia de que en latín la u se pronuncia siempre; QUINTUS se pronuncia Cuintus.
V: nunca se pronuncia como nuestra v, sino como la w inglesa, es decir, como una u consonántica, que nosotros transcribiríamos como gu; VITALIS se pronuncia uitalis, o güitalis (pero cuidando de no pronunciar la g).
Y: nunca es consonante, siempre se pronuncia como vocal (recordemos, igual que la u francesa).
Z: tiene un sonido zumbante, como la z inglesa de zoo.

Los sonidos castellanos que no existen en latín clásico son ce, ci, che, ge, gi, jota, elle, eñe y zeta.

Pronunciación para Aquelarre

Durante la Edad Media van apareciendo nuevos sonidos consonánticos y algunas consonantes cambian de sonido. La J y la U se añaden a un abecedario en el que ya solo faltan la Ñ y la W. Actualmente se suele denominar “eclesiástica” la pronunciación que se usaba en la Edad Media; es muy parecida la que hoy en día usa el vaticano. Aunque en cada país se tendía a utilizar los sonidos propios de la lengua nativa, podemos observar aquí también cierta homogeneidad, que se observa en los cambios en la ortografía y en los errores ortográficos cometidos por los copistas.

En primer lugar, las vocales ya son idénticas a las que hoy usamos en español: A, E, I, O, U, Y se pronuncian exactamente como nosotros lo hacemos.

Los diptongos AE y OE, que son los más frecuentes en latín, se pronuncian, e incluso se escriben, con una sola e. Así, de CAERIMONIA se pasó a leerse y escribirse cherimonia.

En cuanto a las consonantes, B, D, F, K, M, N, P, R, S, y X se pronuncian como en español. Las demás se pronuncian de manera distinta:
C: tiene el sonido k ante a, e, u, pero ante e, i se pronuncia como nuestra ch; ARTIFICIUM se pronuncia artifichium.
CH: no tiene nuestro sonido ch, sino que se corresponde con la k; ALCHIMIA se pronuncia alkimia.
G: tiene nuestro sonido g ante a, o, u, pero ante e, i se pronuncia como nuestra ll ó y consonántica; PRAESTIGIAE se pronuncia prestíyie.
H: por lo general, se pronuncia levemente aspirada, como en inglés.
J: igual que en inglés, tiene sonido palatal ll o y; JACERE se pronuncia yáchere.
LL: no tiene el mismo sonido que en español, sino que se pronuncia como si fueran dos eles separadas; SIGILLUM se pronuncia siyil-lum.
PH: se pronuncia igual que una f; COSMOGRAPHIA se pronuncia cosmografía.
Q: siempre va acompañada de una u, la cual se pronuncia unida a la siguiente vocal, como si fuera un diptongo: INQUIRERE se dice incuírere.
T: tiene el mismo sonido que en español, pero cuando aparece TI más vocal, se pronuncia ts; SCIENTIA se pronuncia schientsia.
TH: se pronuncia como una t normal.
V: tiene un sonido cercano a la f, ya que se pronuncia uniendo los dientes con el labio inferior.
Z: tiene un sonido zumbante, como la z inglesa de zoo.

Así pues, vemos que los sonidos del castellano que no se utilizan son ce, ci, ge, gi, jota, eñe y zeta.

Acentuación

La acentuación representa un problema, ya que es necesario tener conocimientos de prosodia para saber en qué sílaba recae el acento, y sería demasiado extenso hablar aquí de sílabas breves y largas y demás. No obstante, sí que podemos asegurar que este normalmente se encuentra en la penúltima o antepenúltima sílaba, y nunca en la última. También, en la mayoría de las ocasiones, las palabras parecidas al español se acentúan en la misma sílaba.

Número

De nuestro paso por el instituto, casi todos recordamos las declinaciones. Existen cinco declinaciones en latín, con distintas terminaciones para cada caso gramatical, de los cuales se usan seis: nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo y ablativo. Nosotros vamos a fijarnos únicamente en el nominativo, que es el caso que se usa para designar las palabras, y del que obtendremos su plural.

Como dije, existen cinco declinaciones, que son cinco grupos con distintas terminaciones, en las que domina una letra llamada tema. Así, en la primera delcinación el tema es A, en la segunda O, en la cuarta O y en la quinta E; en la tercera, la cosa se complica, ya que el tema puede ser I o cualquier consonante, pero ya hablaremos de ella.

Es esencial disponer de un diccionario de latín (basta con el clasico VOX), pero si no dispones de uno, hay un excelente programa gratuito llamado Glossa, con el que puedes consultar las palabras on-line, o bien te lo puedes bajar e instalarlo para consultarlo sin necesidad de estar conectado a internet.

Primera y quinta declinaciones

Son las más sencillas, ya que son muy fáciles de reconocer. Las palabras de la primera declinación terminan en –a, y las de la quinta en –es (cuidado, porque hay alguna que otra palabra de la tercera declinación que también termina en –es; para diferenciarlas, lee más abajo). Para formar el plural, es tan sencillo como añadir una e en la primera declinación, y dejar tal como están las palabras que pertenezcana la quinta.

Algunos ejemplos de la primera:
Resistentia, plural Resistentiae.
Vita, plural Vitae.

Ejemplos de la quinta:
Dies, plural Dies.
Res, plural Res.

Segunda y cuarta declinaciones

La cosa se complica aquí algo más, ya que estas dos declinaciones tienen la misma terminación, –us (cuidado, porque hay alguna que otra palabra de la tercera declinación que también termina en –us; para diferenciarlas, lee más abajo). Sin embargo, el plural de la segunda cambia a –i, mientras que en la cuarta no cambia nada. ¿Cómo reconocerlas? El diccionario será la principal ayuda. En este se ofrece el nominativo y el genitivo singular de los sutantivos; cuando el genitivo termina en –i, la palabra es de la segunda declinación, y cuando termina en –us (igual que el nominativo), es de la cuarta.

Ejemplos de la segunda:
Malus, plural Mali.
Bonus, plural Boni.

Ejemplos de la cuarta:
Ritus, plural Ritus.
Dominatus, plural Dominatus.

Pero eso no es todo: ambas declinaciones también tienen una terminación para palabras de género neutro. En el caso de la segunda es –um, y en el de la cuarta es –u. En este caso, el plural de la segunda es –a, y el de la cuarta es –ua.

Ejemplos de la segunda:
Artificium, plural Artificia.
Imperium, plural Imperia.

Ejemplos de la cuarta:
Cornu, plural Cornua.

Por último, la segunda declinación también presenta a veces una terminación en –r, aunque es muy rara. El plural es –ri, como en puer, plural pueri.

Tercera declinación

En esta declinación se aglutinan el resto de temas. Debido a la complejidad que presenta, no podemos ofrecer más que apoyo a la consulta en el diccionario, en el que, recordemos, se ofrecen el nominativo y genitivo singulares. Observaréis que todos los genitivos de la tercera terminan en –is (es importante tener esto en cuenta para diferenciarlas de las demás declinaciones); pues bien, para formar el plural solo tenemos que cambiar la terminación del genitivo por –es en caso de que sea una palabra de género masculino o femenino; si es de género neutro, tenemos que cambiar la terminación de genitivo por –a.

En los siguientes ejemplos, se da el nominativo y el genitivo tal como aparecen en el diccionario:
senex senis, plural senes.
plebs plebis, plural plebes.
miles -itis, plural milites.
mater -tris, plural matres.
iter itineris, plural itinera.

Hay que recordar que la terminación –es o –a se añade al genitivo, no al nominativo.

Hay algunas palabras de género neutro que hacen el plural en –ia, y no en –a, como animalis, plural animalia, pero son pocas, y además, por lo general, se especifica en el diccionario.

Conclusión

Creo que con estas sencillas directrices y con ayuda del diccionario (o del programa Glossa) basta para que los roleros hagamos un uso correcto del latín en las partidas.

En cualquier caso, si tenéis alguna duda al respecto de alguna palabra, o incluso si queréis hacer cosas más complicadas como traducir textos de latín a español o de español a latín, podéis recurrir a mí dejando un comentario en este mismo artículo o por correo privado; yo os prestaré la ayuda que pueda en lo referente a esta lengua que, por suerte para mí, y tras tres años de estudio autodidacta, ya conozco bastante bien.

8 comentarios:

Adrián T. Rodríguez dijo...

Como ya estarás acostumbrado, ¡me quito el sombrero nuevamente! Me encantan estas ayudas que simplifican sobremanera el laberinto latino. De esta forma cuando mis jugadores lean acertijos o cartas que suelo plantear en mis aventuras o bien títulos o nombres los pronunciarán perfectamente. Gracias por esta nueva ayuda (además, me resulta interesantísima la diferencia entre el latín clásico y el medieval).

Juan Pablo dijo...

Gracias Adrián. Tal vez me ha faltado ofrecer más detalles sobre el tema de la acentuación de las sílabas, pero pienso que se haría arduo de leer.

Un saludo, frater bellátor ;)

Anónimo dijo...

Bestial. Has hecho que recuerde en 5 minutos todas las declinaciones que creía cuasi olvidadas.

Muy interesante el latín medieval. El que sabe, sabe. No me imaginaba que fuera tan similar al italiano.

Y en referencia al italiano, me ha surgido una duda... ¿en ARTIFICIUM, la pronunciación sería "artifichium" (como has indicado), o "artifichum" (omitiendo la "i" final")?

¡Enhorabuena y un saludo!

Trent.

Luis Miguez dijo...

Fantástico, una entrada pormenorizadísima y muy informativa. Seguro que encuentro enseguida un momento idóneo para recomendarla en mi Blog rolero.

Juan Pablo dijo...

Gracias por vuestros comentarios.

Trent: la pronunciación sería "artifichium", con la "i"; si fuera en italiano, no se pronunciaría la i, pero al ser latín todavía hay algunas diferencias.

Luis Miguez: muy interesante tu blog, un día que tenga tiempo le voy a echar un vistazo más a fondo, porque me ha parecido que tiene entradas muy jugosas.

psoria dijo...

IMPRESIONANTE
Ovación y vuelta al ruedo, he pasado por aquí saltando de enlace en enlace relacionado con mi juego preferido y me emociona el currazo que los amantes de Aquelarre se siguen pegando. Un saludo y muchas gracias por poner en común tus aportaciones.

Rocio dijo...

Creo que aprender idiomas es algo muy importante ya que nos permita relacionarnos con personas en todo el mundo y adquirir culturas de diversos sitios. En este momento quería conseguir reported speech ejercicios ya que son importantes para mejorar los niveles de ingles

Luis Imaz dijo...

Muy buen post, y dicho sea de paso buen Blog también, hace poco leí que los romanos no es que usaran J y la V como semivocales, es más la pronunciación bilabial de la V no la tenían, así que AVE en realidad se pronunciaría AUE y así con todas las V consonánticas que nos han llegado... y es que todo sale del problema de cincelar redondeces y la economía del lenguaje, lo malo es que no recuerdo si lo leí en algún libro o se lo escuché a algún profesor.